5/8/10

Galicia


A principios de julio me fui con nicholina una semana a Galicia y, aunque pueda parecer mentira, todo empezó aquí, en su habitación, apenas tres horas antes de subir al coche y emprender un largo viaje. Esa noche no dormimos... o no mucho al menos, y no por falta de sueño, había que acumular todo el cansancio posible para poder hacer el viaje del tirón y sin despertarnos.

Llegamos a Ribadeo, justo en la frontera con Asturias, sobre las diez de la mañana. Fue un día muy productivo. Dimos muchas vueltas por el pueblo, paseamos por un paseo marítimo que nos llevó hasta el puerto comercial y por poco llegamos andando a la autopista. Un señor paseo, señores.
Por la tarde seguimos recorriendo la zona y terminamos en un pequeño mirador que se metía en la ría.


Un par de veleritos que pasaban en ese momento bajo el mirador.


Al fondo, Ribadeo. Este era uno de los caminos que llevaban hasta el mirador.


Y nicholina. por supuesto, buscando la foto más guay o ridícula del viaje, la que primero llegase. Aquí, hecha toda una señora ninfa del bosque.


Al día siguiente visitamos la Playa de las Catedrales, un lugar mágico. Toda llena de gigantescos arcos y cuevas hechas en la roca por el agua. Fuimos a verla muy, muy prontito, terminaba todavía de levantarse el sol con fuerza, y el efecto era increíble. Las grutas parecían sacadas de algún cuento y parecía que de ellas fuese a escaparse algún duendecillo en cualquier momento. Duendecillos o cangrejos, como los que atacaron a la pobre madre de nicho, que salió espantada de una de las cuevas.


nicholina con sus maravillosas mallas rosas cantosas que se encogían y alargaban según íbamos andando.




Y como no podía ser de otra manera, llené la playa entera de firmas y nombres varios.


Después, nos fuimos a ver el Faro de Estaca de Bares. Había mucha niebla, y no pudimos apreciar el paisaje en condiciones, pero la sensación de estar allí, lejos de todas partes, es sensacional.


Y a la vuelta, ya que estábamos de visita farera, pasamos a conocer el faro de Ribadeo. Mucho más pequeñito, pero con un encanto especial, sobre todo porque no había niebla.


Al día siguiente emprendimos la marcha hacia Oleiros, a tiro de piedra de Coruña, donde nos instalamos los siguientes dos días.


Foto a traición mientras deshacíamos las maletas.


Llegamos despuésde comer y pasamos la tarde en Coruña, llena de fanáticos futboleros que atiborraban las calles ya que, desafortunadamente, fue el día en que se jugó la final del mundial.
Visitamos la Torre de Hércules, pero desafortunadamente, había muchísima niebla y no lució mucho la visita. Sin embargo, tuvo un toque mágico.
Cuando llegamos, parecía que un maléfico gigante había arrancado la torre del suelo sin dejar siquiera los cimientos de lo espesa que era la niebla.

Sin embargo, según empezamos a subir la ladera de la pequeña colina, la niebla se fue abriendo, como si de una cortina se tratase, descubriendo poco a poco la magnífica torre. Creo que si hubiéramos ido otro día, con el cielo despejado, no me habría gustado tanto porque al fin y al cabo, la torre no es más que un montón de piedras. Así, en cambio, me pareció un montón de piedras recién sacado de Avalon, de esos que permanecen en la memoria.


Terminamos cenando en un barecillo del centro, rodeados de futboleros y cantando los goles con todos los demás. Supongo que toda emoción se pega.


La estatua de John Lenon que nos encontramos por el camino. Le habían quitado el asta a la guitarra, pero aun así, era Lenon, oyes.


Al día siguiente nos fuimos a Santiago de Compostela. Y auun a riesgo de repetirme... es una ciudad maravillosa. Porque Ribadeo no era más que un pueblo, igual que todos los demás que vimos en el viaje y Coruña, no dejaba de ser una ciudad más. Santiago, al contrario, no te recordaba para nada a cualquier ota ciudad, los edificios de piedra, la universidad, la cetedral,... Todo tiene un aire casi medieval y puedes imaginarte sin problemas a las brujas (o meigas ^^) corriendo por las estrechas callejuelas.

La entrada a la catedral.




nicho y yo en la universidad. Ya me gustaría a mí estudiar en un sitio así.


Al día siguiente salimos con calma hacia Madrid, de vuelta a casa. Aunque con tanta calma nos lo tomamos que fuimos parando en dos de cada tres pueblos que cruzábamos. Y también hicimos un alto en el camino para comer en Ponferrada, donde el castillo, reconstruido de tal forma que casi podías ver a los caballeros asomarse entre las almenas, nos eclipsó a todos.






Aquí termina mi visita a Galicia, pero dentro de poco (o quizás mucho) traeré la próxima entrega de viajes veraniegos: Bilbao. Yo que pensaba que no iba a salir de casa este verano...
En cualquier caso, ¡disfrutad de las vacaciones!

4 comentarios:

Mew dijo...

¡Me encantan las fotos! Nichi parece una ninfa de verdad en la primera ^w^, y los nombres en la arena son un puntazo xD. Además, la de la catedral de Santiago me ha hecho recordar las fiestas del verano pasado, cuando me traje a Shiny a casa.
Bueno, me alegro de que os lo pasarais bien allí, a ver si la experiencia de Bilbao resulta igual de satisfactoria (seguro, jojo).

Nos vemos! <3

DigiL-Matt dijo...

la catedral es hermosa
y tambien quiero estudiar en una universidad asi

Sarah dijo...

Que preciosidad! Me gustan mucho las fotos. Me alegro de que tengas tus merecidas vacaciones.
Disfruta de Bilbao y recuerda: FOTOS!
Un besazo.

Nicholina ^^ dijo...

Me alegro de que te lo pasaras bien cariño y me tienes que pasar esas fotos. Al año que viene nos vamos de interrail xD un beso te quiero