24/2/11

1:1


For every girl who is tired of acting weak when she is strong, there is a boy who is tired of appearing strong when he is vulnerable.
For every boy who is burdened with the constant expectation of knowing everything, there is a girl tired of people not trusting her intelligence.
For every girl tired of being called over-sensitive, there is a boy who fears to be gentle, to weep.
For every boy for whom competition is the nly way to prove his masculinity, there is a girl called unfeminine when she competes.
For every girl who throws out her EZ Bake oven, there is a boy who wishes to find one.
For every boy struggling not to let advertising dictate his desires, there is a girl facing the ad industry’s attacks on her self esteem.
For every girl who takes a step toward her liberation, there is a boy who finds his way to freedom a little easier.


Por cada chica que está cansada de aparentar ser débil cuando es fuerte, hay un chico cansado de aparentar ser fuerte cuando es vulnerable.
Por cada chico que carga con la continua perspectiva de tener que saberlo todo, hay una chica cansada de que la gente no confíe en su inteligencia.
Por cada chica llamada "demasiado sensible", hay un chico que tiene miedo de ser delicado, de llorar.
Por cada chico para el que competir es la única manera de probar su masculinidad, hay una chica a la que se considera poco femenina por competir.
Por cada niña que tira su cocinita de juguete, hay un niño que desearía encontrar una.
Por cada chico luchando para que la publicidad no dicte sus deseos, hay una chica enfrentándose a los ataques de la publicidad a su autoestima.
Por cada chica que da un paso hacia su liberación, hay un chico que ve más fácil su camino hacia la liberación.


Y que nos cuelguen todas las etiquetas que les plazca.

14/2/11

Yelling

Te das cuenta de que estás sola en el momento en que necesitas que alguien te abrace y te sostenga durante un segundo y no hay nadie cerca para hacerlo. Cuando, después de contener el grito durante días, lo sueltas y simplemente nadie lo oye.
Estar rodeada de gente es fácil, una sonrisa rápida y todo solucionado, no hay problemas a no ser que hagas una pancarta con ellos. Porque realmente no hay nadie contigo, sí a tu lado, pero no contigo. Nadie nota que no estás ahí; que aunque no haya lágrimas, estás llorando; que todo lo que quieres es un jodido apretón en el hombro, un abrazo, una mano amiga, lo que sea. Cualquier cosa con tal de no sentirte tan malditamente desconectada de todo. Hundida en la mierda. Lejos.
Y si durante un segundo fallas y te quiebras, todo se soluciona con pensar que es estrés por un examen, o que te afectan las palabras de una jodida monja. Al fin y al cabo, no le has hablado a nadie de tu pozo de mierda, ¿por qué esperar que seas algo más que el tubérculo plano y predecible que aparentas ser?

Entonces, cualquier pequeño gesto de aprecio es extrañamente revitalizador. Da igual que seapas que realmente no es para tí, que es mera simpatía, que si fuese un extraño el que estuviese en tu lugar, el gesto, las palabras, seguramente habrían sido las mismas. Pero no importa. Da igual si es la fotocopia de un texto que no sabes comentar, un chiste sobre el número e o unos espaguetis con carne. Esas cosas te conectan momentáneamente a la realidad y te hacen pensar que la mierda puede lavarse.

Mentira. Porque sigues tan desconectada y jodida como estabas, porque al final nadie te regala esa palmadita en la espalda que necesitas. No hay nadie a tu lado.
Eres tú quien se acerca a los demás, eres tú quien consuela, quien ofrece su hombro. Quien sonríe cuando quiere llorar. Pero todos se van. Se van con su mierda personal.

Así que aquí está mi pancarta. Tengo un enorme pedazo de mierda encima y creo que esta vez me estoy ahogando en ella de verdad.