21/5/08

Posguerra



Cecilia miraba a la pequeña criatura, anhelante. Hacía mucho que había llorado por última vez, se pasaba los días inmóvil, durmiendo entre los pliegues de la andrajosa manta.
El débil movimiento de su pecho y un estremecimiento casi imperceptible de vez en cuando eran la única señal de que el niño seguía luchando. Y también eran lo único que lograba mantenerla con vida en aquel momento.

El pequeño tembló y ella se apresuró a apartar la tela que le cubría. Apretó los labios y se obligó a no pensar cuando vio el improvisado pañal manchado por ese horrible moco ensangrentado. Había visto a hombres mucho más fuertes y mejor alimentados que el bebé, morir por culpa del tifus.
«Si consiguiera algo para comer tendría más leche». Pensó, con un nudo en la garganta.
Sabía que era inútil seguir dándole vueltas a aquello, el niño apenas era capaz de respirar, no podría tragar nada. Y aunque no fuera así, estaban en Madrid, no había nada que llevarse a la boca más que sangre y piedras. Incluso aunque lo hubiera habido, no estaba segura de que se hubiese atrevido a salir a buscarlo. El día en que su hermana y ella se habían refugiado allí con muchos otros desconocidos parecía muy lejano. Entonces, el Cuartel de Monteleón parecía un sitio seguro, el lugar perfecto para esconderse de los franceses. Había llegado a escuchar que varios oficiales les acompañarían para protegerlos, el teniente Ruiz, decían, incluso había oído los nombres de Daoíz y Velarde. Pero con el paso del tiempo cambió de idea. Si un día se había escondido de los invasores franceses, ahora lo hacía de sus propios conocidos. Los que en su día habían sido guerrilleros que luchaban por la libertad y por España, habían quedado reducidos a seres desesperados y muertos de hambre.

-Si tu papá estuviera aquí todo sería más fácil –le confió al bebé con la voz rota.

Pero estaba ella sola. La guerra se había llevado su hogar, a su marido, a su hermana, a sus padres. Tan solo le quedaba aquella criaturita que una vez más se debatía entre la vida y la muerte.
Había tenido un parto difícil y tan solo gracias a un milagro pudieron sobrevivir madre e hijo. Después, su hermana había enfermado de tifus y todo se había precipitado. Cuando se quiso dar cuenta, su hermana agonizaba y su niño se veía obligado a librar una nueva batalla. La guerra, que ya se le había robado prácticamente todo, también reclamaba a su hijo.
«No, la guerra no». Se dijo. «La guerra ha terminado y hemos sobrevivido, pero la paz logrará matarnos».
Los franceses se habían ido, Napoleón se había cansado de todos esos españoles tan problemáticos. Era el turno de la paz. Pero aquella paz no era coma la que habían tenido antes ni como le contaban de niña que debía ser. Esa paz estaba desangrando al pueblo de una forma que ninguna guerra habría logrado. Antes, al menos podían comer de lo que les quitaban a los franceses y los hombres tenían la mente tan ocupada por sus ideales, que de alguna forma se inmunizaban del horror que les rodeaba.

Tomó una de las manitas del niño entre las suyas y se esforzó en alejar esos pensamientos de su cabeza. Él aún estaba vivo, todo lo demás daba igual.
Una vez más lo cogió en brazos con delicadeza y se lo acercó al pecho, en un intento desesperado por que recobrara fuerzas. Pero el bebé ni tan siquiera hizo intención de moverse. La fiebre había desaparecido, tenía los piececitos helados y la naricilla cubierta por una capa de moco seco.
Y así, arropándolo con la calidez de su cuerpo, Cecilia sintió cómo su pequeño abandonaba la batalla.


El mundo se detuvo con la última espiración del niño. Ella no lloró, no gritó. Se limitó a estrechar a su hijo, rogando que la paz fuera piadosa y se la llevara a ella también, mientras susurraba, en una letanía interminable, el nombre que no había llegado a ponerle.

-David, David, David,...





>>Me ha costado subirlo, pero por fin, aqui está. El famoso relato que le gusta a todo el mundo menos a mi u.u Mi madre lo ha distrubuido por el trabajo y mi tia por el suyo, mis compañeras dicen que les encanta, ha ganado el premio del colegio... ¿Y por que a mi no termina de parecerme bueno? Seran cosas mías, haber que le parece al resto del mundo x3 Espero algun comentario (uno pequeñito al menos T.T) para ver si yo soy una paranoica o es que mis chicas me quieren mucho.

bExotess!


3 comentarios:

Anónimo dijo...

ah!!!! relato ganador!!!!jejejejeje xcierto k foto mas tatrica U.U weno k me ancanta como escribes y ya te lo e dixo muxas veces jejeje pero weno te lo vuelvo a decir..y antes k helen! jeje muxos bss y nunca dejes de escribir!(l)

Anónimo dijo...

Susi... ¬¬ molas!!

Ná que decir del relato, creo que ya me he rayado bastante diciéndotelo, asi que ya lo sabes xD

Pd: y no soy una yonki!!!!!!!!!! TOT!!! Ya hablaremos u.u

Besos!

Anónimo dijo...

hola!! aki yonki al habla (no me kiteis el mote ¬¬)

En fin!! sigo sin entender que a ti te parezca malo tronka... o eres mu tonta, o no nos has demostrao al 100% tus habilidades como escritora experta... ehem, ehem, espero actualizacion de "como la vida misma" y de "muñeca de trapo" con ansia, wapixima!!


Muxos bsts!!

Pd: Nuevo logo: [^Tct^]4 èváh!!

t0ki0h0t31 (sigo sin saber la contraseña.. es mu triste T.T)