Words are flying out like
endless rain into a paper cup
They slither while they pass
They slip away across the universe
Pools of sorrow waves of joy
are drifting thorough my open mind
Possessing and caressing me
Jai guru deva om
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Images of broken light which
dance before me like a million eyes
That call me on and on across the universe
Thoughts meander like a
restless wind inside a letter box
they tumble blindly as
they make their way across the universe
Jai guru deva om
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Sounds of laughter shades of life
are ringing through my open ears
exciting and inviting me
Limitless undying love which
shines around me like a million suns
It calls me on and on across the universe
Jai guru deva om
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Jai guru deva
Jai guru deva
Jai guru deva
Jai guru deva
Jai guru deva
Jai guru deva
Una gran canción y un gran grupo. Tal vez no suene como el resto de grupos que escucho (lo sé, de Iced Earth a esto hay todo un mundo). Sin embargo, esta es la música con la que he crecido, la música que siempre me ha gustado y hoy en día, una veces más, otras menos, me sigue gustando mucho, muchísimo.
Cierto es que los Beatles de "she loves you yeah, yeah, yeah" (como decía el gran dios Nacho) no me convencen mucho y terminan cansándome en seguida, pero este grupo de jovenzuelos tiene canciones mucho mejores (desde mi punto de vista, of course) y desde luego, mucho más originales. Desde Yellow Submarine hasta Blackbird, pasando por melodías como la de Michelle, The fool on the hill o For no one (para mi, la mejor junto a Blackbird).
El caso es que este grupo, y esta canción en especial, vuelven a perseguirme desde la pasada Noche en blanco. Empezamos la noche escuchando unas fantabulosas, y no tan fantabulosas, versiones betlelianas (¿podré inventar una palabra así de retorcida?) y sin darme cuenta, ahi estaban otra vez, enganchándome como si nunca me hubiesen dejado.
A pesar de lo extraño que resultó escuchar la versión flamenquita de Yesterday y sufrir la cruel tortura de esa maléfica versión de Across the universe de la mano de Blue Child (este es el momento de sacar las Death Notes, amigos), fue una noche maravillosa.
Desde ese momento hasta el final, disfruté de lo lindo. Ya fuese buscando chocolate sin churros, perdiendo dedos a causa de la congelación o mirando no salir el sol desde el templo de Debod, estuvo genial.
Así que, aunque algo tardía, tocaba ectualización sobre una noche de fiesta y música. Desde entonces, Lennon vuelve a acosarme; espero que te sientas responsable, Nacho.