4/7/10

Sexo, drogas y SIDA

Años setenta, la liberación sexual estaba en pleno apogeo, la comunidad homosexual empezaba a salir a la calle reivindicando su existencia y las drogas eran cada vez más populares entre toda la población.

En junio de 1981 se produjo un llamativo brote de Pneumocystis carinii, un tipo de neumonía asociado a enfermedades inmunitarias, en una comunidad homosexual de San Franciso (EEUU). Poco después siguieron casos cada vez más numerosos de sarcoma de Kaposi, toxoplasmosis, candidiasis y citomegalovirus, todas ellas enfermedades asociadas a problemas inmunodepresivos. En pocos meses estas y otras enfermedades se extendieron a otros países, principalmente europeos, y saltaron las alarmas. El SIDA había llegado.
En 1983 se diagnosticó el primer caso en una persona heterosexual y cundió el pánico, de pronto, cualquiera podía contagiarse.

No se sabía de dónde había venido, cómo se transmitía, ni cómo podía combatirse. Su rápida propagación entre drogadictos, prostitutas y homosexuales llevó a considerarla un castigo divino, reservado tan solo para “gente de mala vida”. Los enfermos se convertían en auténticos parias, rechazados y marginados por el miedo al contagio; padecer SIDA era sinónimo de muerte, y sin embargo, no fue considerada un verdadero problema de salud pública hasta que la epidemia se volvió incontrolable.

Desde su descubrimiento, el SIDA ha sido una enfermedad tabú. Se ha evitado hablar de ella durante mucho tiempo, lo que tan solo ha conseguido ayudar a su rápida propagación por todo el mundo. Veintinueve años después de que se anunciase el primer caso, el SIDA se ha convertido en la primera causa infecciosa de muerte en el mundo. Se calcula que hay unos treinta y tres millones y medio de personas infectadas en todo el mundo, el ochenta por ciento de ellas en África; más de dos millones de niños tienen VIH, la mayoría de África subsahariana, y cerca de 1200 más se infectan cada día sólo en este lugar.
Es una enfermedad que está en todas partes y nos afecta a todos, aún así, para muchos sigue siendo una enfermedad desconocida, cargada de prejuicios y grandes mitos.




_______________________________________

Tras mi larga, larga ausencia por diversos problemas con mi irdenador y la malévola red de mi casa, he vuelto temporalmente (mientras esté en casa de Mew >.<)
De momento os dejo la introducción de mi trabajo sobre el SIDA, del que estoy bastante orgullosa. Al final no me salió la caca que esperaba.

¿Recordáis ese cuestionario que subí? Sí, ese que sólo Marc y Mew se pararon a responder (muchísimas gracias a ambos una vez más). Con los resultados obtuve unas tablas maravillosas que fueron el eje de mi trabajo, en el que concluí, como era de esperar, que la gente sabe mucho más del SIDA que hace veinte años, pero que sigue siendo demasiada poca información. Sí, la mayoría supieron diferenciar entre VIH y SIDA (virus y síndrome, para los que no acertaron), pero también fueron la mayoría los que no supieron si las pruebas de detección eran válidas al día siguiente o si era posible contagiarse a través de las heces o la picadura de un mosquito.
Malo, yo creo que esto es muy malo. Sí, vale, el 90% de los encuestados saben que cualquiera puede contagiarse (ese diez por ciento restante que apuntó exclusivamente a homosexuales y prostitutas debería leerse un par de folletos y salir de la cueva... o la secta, pero hacerlo cuanto antes) pero si no saben cómo, ¿qué hemos arreglado?

Por otro lado, esa falsa sensación de seguridad que nos da el "conocimiento" que creemos tener sobre el SIDA nos lleva a tomárnoslo todo mucho más a la ligera. Al fin y al cabo, sabemos que un preservativo puede evitar el contagio y podemos hacernos con una caja llena de ellos en cualquier momento, nosotros no corremos ningún riesgo. De nuevo error y de nuevo, estupidez.
Desengañémonos de una vez, el SIDA está matando a África, pero también lo hacen las diarreas, el paludismo, el cólera o el sarampión; la explotación que sufren por parte de países desarrollados, la ablación a las mujeres, la falta de alimentos y agua potable, de medicamentos, de ayuda. Sí, África está bien jodida, pero sus males no son solo suyos (ya profundizaré en el tema África en otro post).
No debemos olvidar que el SIDA no es una enfermedad "de negros, putas y maricas" (lamento la expresión) como muchos se empeñan en sostener. El SIDA es una enfermedad que hoy en día podemos encontrar en cualquier lugar y que afortunadamente para los que vivimos en los países del norte, no implica lo mismo que hace veinte años.
Así que si la medicina ha conseguido desdemonizar el SIDA, nosotros también podemos.

1 comentario:

Mew dijo...

Leyendo tu entrada una se da cuenta de que, en realidad, cuando somos pequeños y nos tienen que llenar la cabeza de cosas interesante y útiles para nuestra vida futura, sólo nos venden una visión del mundo adecuada a nuestras mentes inocentes. Yo no recuerdo que nadie me haya dado nunca una charla del Sida (de hecho algunas de las preguntas del cuestionario las he tenido que pensar un par de veces antes de contestar), ni que me hayan explicado en profundidad la enfermedad, ni qué es exactamente lo que hace, ni sus posibles tratamientos, curas o avances médicos, su historia y evolución... De lo único que me han hablado cuando iba a la ESO y al bachillerato ha sido de la mierda de mezcla que se hace siempre del amor y el sexo. De lo único que me han llenado la cabeza a mí, a mis compañeros, a un par de buenos amigos, a desconocidos, a todos los que asistíamos a aquellas charlas... no es más que una visión velada del compromiso que conlleva una relación sexual con otra persona. Pero es que, ¿para qué iban a advertirnos QUÉ son exactamente y en QUÉ nos afectan todas y cada una de las ETS?, ¿Para qué explicarnos el tabú llamado SIDA en nuestro país y en todos los demás? ¿Para qué, eh? ¿Para qué?
¿Para que pensemos? ¿Para que juzguemos por nosotros mismos? ¿Para que tengamos ideas propias acerca de temas tan escabrosos como esos?

Si puedes hablar del compromiso eterno y del amor que tienes que hacer fuerza por que surja cuando tu cuerpo te pide a gritos tirarte a un desconocido... ¿Para qué molestarte en crear personas y no clones que repitan el modelo de conducta...? Una y otra vez, una y otra vez.